jueves, 25 de septiembre de 2008

DON GENARO: “EL INMORTAL” Por Frnando Hra-García


¡Vendo raspaditos! ¡Vendo chiquititos! ¡Vendo raspadititos! Ya sé, ni siquiera grita así, viejo mafioso. No crean que no sé que tira droga en esa esquina, apoco ustedes creen que sólo vende raspados. Que casualidad que enfrente hay una secundaria, ¿no? El otro día mi primito me contó que los niños van a meterse perico a casa de Don Genaro.
Aparte de vender raspaditos, a don Genaro lo considero INMORTAL, ha violado las reglas de un mortal para convertirse en leyenda. Algunos cuentan que desde el tiempo de don Lázaro Cárdenas, este hombre sigue en ese estado. Tiene 156 años. Don Genaro, entrevistado por mí el pasado 27 de agosto del presente, dice al ser cuestionado sobre su edad: “Yo me conservo porque me la paso en el hielo, tú ponte en el hielo y verás que la piel no se arruga”. Pura madre, cabrón. Vas a venir tú a contarme que no se ha muerto ningún habitante del Polo Norte. Les recomiendo queridos lectores, que no caigan en el cliché de ir por un pinche raspado de este inmortal. Imagínense el dinero que tiene después de vender como rabioso durante 156 años.
Bueno, yo mejor me voy enfrente, a los Hawaiian Paradise. Están más ricos y aparte tienen de T.N.T. que sabe más rico que el de changunga. Adiós.

domingo, 21 de septiembre de 2008

DE ORO LA PEDA por Frnando Hra-García



Hace algunas semanas, en algún bar de la ciudad, me encontré a mi buen amigo Memo Pérez, campeón mundial en las Olimpiadas de Beijing 08. Andábamos hasta las tetas. Chíngate un shot, yo invito, me dijo (no es verdad), pero sí terminé chingándome un par pagados por mí, naturalmente. ¿Puedes hacer la seña del rock, Memo?, le pregunté sin pudor con unos chupes encima. Sí, musitó casicuidándose de alguna cámara. Esta foto podría costarte treinta mil pesos, acaso más, no sé qué tan cotizado pueda ser esto con los rumores que se han presentado tras ganar la medalla de oro. Esos como venderse por un millón de pesos con el juez, supuesto amigo de antaño, etcétera. Este sitio no me ha dejado un puto peso, pensándolo bien las letras tampoco lo harán, creo. Así, que Memo, si lees esta nota, te dejo mi teléfono, güey, para que te comuniques conmigo y me mandes una corta antes de que suba mi precio.